San Juan Bautista de Leonardo Da Vinci

El sacrificio que debe realizar el corazón es el Misterio de la Cruz. La Cruz es el árbol de la salvación. El Reino del Corazón está sujeto a Leyes Superiores de la Conciencia. Nuestro Amor es Aquello que nos permite elevar nuestras pasiones y guiarnos por buen Camino hacia propósitos más elevados. Nuestros pasos tienen que ser dirigidos con un único propósito, la Elevación de la Cruz. La Cruz debe convertirse en Nuestra propia Recompensa, el Gozo y la Alegría de haber trascendido los Infiernos y regresar a la Luz.

Recordad que este Sacrificio se convierte en Alegría cuando comprendáis que habéis abierto Camino para que otros puedan recorrerlo nuevamente. No vinimos únicamente por nosotros, para satisfacer nuestro orgullo ni nuestro placer, sino para traer Luz al Mundo y este Mundo pueda florecer.

A través de una simple mirada sincera se puede transformar el Corazón de un Hombre; pero, quién es capaz de mirarse a sí mismo así, sin fronteras ni abismos? Quién puede mirarse a través de Su Corazón sin espejos, por la pura transparencia de quien no se miente ni traiciona?

La Semilla se convierte en árbol no sin dificultades; pero, Su Esplendor puede atraer a todas las Aves del Cielo y éstas cuidarán de que el fruto se produzca y alimente al Corazón de Vuestra Humanidad.

Estáis confundidos si creéis que vosotros como individuos podéis dar salvación egoístamente sin tratar como iguales a vuestros hermanos o sin compartir la Sabiduría de los Cielos. Todos formamos parte de un mismo Pan, de un mismo Corazón . Lo que no das a los demás, te lo niegas a ti mismo. Te niegas a recibir tu propia Salvación.

El sacrificio del Corazón es realizar el Misterio de la Cruz.

(Mis Sueños de Libélula 🌺)

Texto: Maria José Morales Guerrero

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